10 de enero de 2019
Hola, he vuelto.
Llueve a cántaros. Recuerdo con alegría los gestos, las miradas y los abrazos, mi familia siempre ha sido muy unida; son pensamientos que aún guardo y me hacen sentir bien conmigo mismo. Sé que no estoy solo. Aunque la lluvia represente lo contrario y pinte de gris el alma de las personas, ahí aparece ella con esa luz, de esa que sobresale entre lo difuso, y me enseña lo que realmente significa vivir.
Sigue lloviendo. Nunca fui una persona demasiado expresiva con los demás, pero contigo… las cosas son diferentes. Agradezco cada saludo al despertar, cada mañana al ver esa sonrisa… no sabes lo alegre que me pone. Desde un simple desayuno hasta lo más común de una despedida, ahí está eso, algo que no sé cómo poner en palabras, pero que me da la sensación de volver a casa luego de haber estado perdido en una ciudad que probablemente no haya visto el sol durante mucho tiempo.
Entonces cierro los ojos. En cada detalle, ella está ahí.
Sólo pienso en ti, mamá.
Ha parado de llover;
Manuel.