Perder algo más que la tierra

El Desplazamiento Forzado es el hecho violento más común en el Conflicto Armado en Colombia, aún hoy la Unidad de Víctimas registra casos de desplazamiento tanto desde zonas rurales a centros urbanos, como intraurbano. Lo que sucede en la mayoría de los casos es que población campesina, acostumbrada al manejo y la producción de la tierra, llega a una ciudad donde sus conocimiento y capacidad de proveer para sus familias es inútil. El desplazamiento desencadena entonces una serie de consecuencias igual de violentas y devastadoras: el aumento de la pobreza y los índices de desescolarización y desempleo, el encuentro con organizaciones criminales, exposición a atención precaria o nula de salud y alimentación.

Esta violación de los Derechos Humanos es especialmente cruel con las comunidades indígenas, quienes desde tiempo inmemorables han reclamado la restitución de sus tierras. Las oportunidades de retorno de estas comunidades cada vez se ven mas lejos, en muchos casos el acompañamiento del Estado es precario y las tierras vuelven a ser tomadas por grupos armados, lo que desencadena nuevos ciclos de desplazamiento. Gracias al desplazamiento comunidades enteras no solo han perdido su tierra sino también sus costumbres, sus lenguas y su cultura. En Colombia para 2018 la Unidad de Víctimas había registrado 8.803.836 víctimas del Conflicto Armado, de las cuales el 87% fueron por desplazamiento forzado, de este gigantesco porcentaje solo se registran 31.160 víctimas indígenas lo que es cercano al 22% de las víctimas de desplazamiento forzado en el país.