Al salmo respondemos: los practicantes son empleados, no esclavos

¿Cómo aprender a diferenciar la delgada línea entre trabajar mucho y ser explotado?

Hay toda una etapa en la vida universitaria que genera más ansiedad de lo normal: “la práctica profesional”. Es un monstruo que toda la carrera te está respirando en la nuca y que al enfrentarlo se puede convertir en un sueño dorado o en la peor de tus pesadillas. A mí me pasó lo segundo… Ya saben, por eso lo de @necesitoruda. 

Si les cuento la historia de mi práctica no es para que se den cuenta de lo salada que soy o que me traten de pobrecita, les cuento mis desventuras para que conozcan sobre los límites que debemos poner así estemos aprendiendo, pues algunas personas usan nuestra falta de experiencia para beneficiarse, o hacernos la vida imposible, y no amigos, eso no puede pasar.

Después de haber pasado por muchas entrevistas, en las cuales algunas fueron horribles como les he contado, encontré mi práctica soñada. Mi jefa se veía como un sol de verano y cuando me dijo que había quedado y salí de la empresa igual o más feliz que Will Smith al final de En busca de la felicidad, solo que no sabemos qué es lo que pasa después… 

Los primeros meses fui muy feliz. Me convertí en la mejor amiga de mi jefa y ese fue uno de mis MÁS GRANDES ERRORES DE LA VIDA. Nuestros jefes pueden ser personas amables, también pueden ser amigos, pero debemos conservar distancias, para NO JUNTAR RELACIONES PERSONALES CON LABORALES. ANOTEN.  

Mi jefa era una persona regalada y sí, lo digo así porque está bien ayudar y apoyar cuando lo necesitan, pero todo cambia cuando no duermes ni comes por hacer el trabajo de 5 personas y no ser capáz de decirle al director que “faltaba gente en el área”. Ella borraba todos los límites y ni siquiera se preocupaba por respetar su tiempo.

Infortunadamente mi amistad con mi jefa me arrastró a siempre querer ayudarla en un momento donde atravesaba problemas familiares que necesitaban toda mi atención. A pesar de eso me ponía la 10 y entraba desde las 6 de la mañana para irme con ella a las 9 de la noche. Trabaja los fines de semana, cuando había eventos salíamos tardísimo y en ocasiones ni almorzábamos. Ah y los festivos para mí ni existían.  

En un momento me di cuenta que era tanto el trabajo que esta mujer iba a explotar y por más que quisiera seguir ayudándola llegué a un punto en el que no tenía tiempo de dormir, o almorzar por el exceso de trabajo. Me consumí tanto junto a ella, que mis amigos tuvieron que hacerme ver la realidad. Ahí comprendí que algo no estaba bien.

Antes de entrar en pánico por no saber qué hacer, llamé a mi universidad y no me prestaron atención, #Fail. Así que opté por hablar directamente con ella, así en mi mente pasara la imagen de cómo me iban a echar. No morí en el intento, pero tampoco funcionó. Fui insistente y le dije una vez más, ustedes saben el que persevera alcanza, y pues no, tampoco entendió. 

Me vi obligada a volverme seria con ella (jua! Con esta cara de niña chiquita que me mando) después de que insulto un video que había hecho durante todo un fin de semana. Lloré 3 horas sin poder parar en mi oficina. Mis semanas después de la #maltratación fueron duras, pero la logré. Terminé mi práctica, hice amigos increíbles y lo más importante, aprendí mucho.

Después de terminar esta etapa un poco traumática, pero digamos que enriquecedora, y recuperar mi vida social, le conté todo a una amiga que es abogada. Al parecer estaba siendo explotada. Sí, eso pasa todavía en el siglo XXI. Me explicó que existen muchas leyes que nos protegen a todos los trabajadores, así seamos los practicantes. Leyes que yo no conocía y que pude haber usado para defenderme. En mi contrato no estaba trabajar fines de semana, y nunca me reconocieron las horas que trabajé demás, eso sin contarles todos los favores y cosas extras que me tocó hacer en áreas que ni conocía. 

Si miramos un lado positivo, creo que aprendí un montón (ya saben, resiliencia), pero eso de que por buena gente me la monten no vuelve a pasar. Si ustedes no sabían que hay leyes que los protegen, viven algo parecido a lo que me pasó o ni en sueños quieren que les pase, los invito a que conozcas más sobre asesoría legal aquí.

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