Es un enredo con sentido. Es decir, explicable: para ocupar las curules de Congreso, concejos municipales, asambleas departamentales y juntas administradoras locales, los partidos políticos deben alcanzar una cierta cantidad mínima de votos. Esa cifra se llama umbral electoral y es distinta para cada cuerpo colegiado. Para el Senado, por ejemplo, corresponde al tres por ciento de los votos válidos de las elecciones. Tiene sentido porque garantiza que los partidos más votados ocupen la mayor cantidad de curules, pero es un enredo porque es posible, y pasa con frecuencia, que haya candidatos sin curul con mayor votación que otros electos. Además, alcanzar el umbral no es una garantía de curules. Hace falta algo más: la cifra repartidora.