Por María José Carmona Villa
Este municipio del Oriente antioqueño tiene una tradición en la elaboración de elementos a partir de la madera. En un recorrido por esta localidad, a escasos minutos de Medellín, pudimos abordar a algunos carpinteros y entender, por parte de ellos, si lo que elaboran es una práctica artesanal o una producción industrial.
La madera ha sido una de las mayores insignias, desde hace muchas décadas, del municipio de El Retiro, ubicado en el Oriente del departamento de Antioquia, a escasa una hora de Medellín. Esta tradición ha permanecido en algunas familias de generación en generación, la misma que se forjó desde el siglo pasado y que hoy permite que existan alrededor de 90 carpinterías y ebanisterías. Sí, esta es una de las localidades más apetecidas para comprar variedad de muebles y objetos de madera.
Históricamente, la madera ha servido para que la humanidad cree, se proteja, perdure… Entenderla y plasmar con ella diversos elementos para el uso común y cotidiano no es nada fácil, de ahí que este municipio sea un buen escenario para hablar de si lo que se produce allí en la actualidad puede llamarse artesanía o producción industrial. ¡Ah!, ¿pero qué implica uno u otro concepto?
El proceso industrial implica el uso de maquinaria y tecnología para producir en grandes cantidades y de manera eficiente. Los productos industriales, a menudo, tienen un diseño estandarizado y son producidos con la máxima eficiencia para minimizar los costos de la producción. Por otro lado, el proceso artesanal se realiza de manera más tradicional, con técnicas y herramientas manuales. Es un proceso más personalizado, que requiere más tiempo y dedicación por parte del artesano.
En El Retiro, la mayoría de las carpinterías se adaptaron a un sistema más industrial al elaborar producto, pues hoy en día existen máquinas que pueden reemplazar o facilitar la labor humana. Aun así, con todo este avance, hay quienes afirman que su trabajo es artesanal y no industrial.
Jorge Restrepo, de 36 años y trabajador de Mueblería la Finca, cuenta que su trabajo es un proceso que requiere de ambas producciones: artesanal e industrial. Por un lado, es un proceso industrial porque fabrican de manera masiva todas las semanas. De allí salen alrededor de 300 y 400 sillas semanales, con la ayuda de muchas máquinas y utensilios modernos que facilitan el proceso. Pero aun así, siempre se le da el toque artesanal al pulir y personalizar al estilo de cada persona.
Jorge afirma que esto es un arte y todo arte requiere su toque artesanal. Por ende, un buen carpintero se convierte en artesano.
Talento heredado
Los conocimientos y las habilidades en este oficio han sido transmitidos de padres a hijos, y así se han preservado las técnicas y las tradiciones carpinteras por tantos años. Este es el caso de Jorge, quien suele recordar su infancia de la mejor manera, pues fue su padre quien en aquel entonces le regaló todo el conocimiento que tiene ahora para su trabajo. “Salía de estudiar para entrar a nuestro taller, era mi momento favorito del día”. Así lo relata, pues prefería ir con su padre al taller que salir a jugar con sus amigos. Fue su padre quien le enseñó a pulir, usar la sierra y a pintar. A sus 13 años, ya sabía fabricar una silla desde cero y por su propia cuenta.
Cuando creció siguió honrando el trabajo de su padre y hasta el día de hoy, cuenta que es a lo único que se ha dedicado toda su vida y aunque ya no le divierte como cuando era un niño, dice que gracias a esto es que puede llevar una vida agradable económicamente.
La mayoría de este tipo de talleres son herencias familiares, talentos que pasan de generación en generación y se sostienen hasta el día de hoy.
La artesanía como vía de distracción
Gloria Elena Castañeda es una artesana que trabaja con madera. Desde pequeña se ha visto fascinada por todo el mundo de la artesanía, pues, aunque no venga de una familia carpintera, empezó a encontrar refugio en la artesanía como vía de distracción a su ansiedad.
A sus 20 años conoció a su actual esposo, Enrique Gómez, quien viene de familia de carpinteros. Juntos montaron un taller de artesanías de madera que se ubica en esta localidad. Su especialidad es la batea, que la trabajan con madera de pino y de piñón. Los utensilios principales para esta elaboración son la motosierra, la chuela, la pulidora y la lija.
Los colores que más usan son el amarillo, el verde y el rojo. Dice que son sus favoritos, pues el arte de la artesanía debe llevar colores vivos, que logren identificar con las emociones y vibrar con ellas. Es amante de su trabajo y desea enseñarlo a las nuevas generaciones.
Gloria cuenta que en estos últimos años ha habido un resurgimiento en la popularidad de la carpintería y la artesanía. Muchos artesanos y carpinteros están volviendo a las habilidades manuales tradicionales. “Queremos demostrar que hay una belleza y una autenticidad en lo hecho a mano”, dice Gloria. Estos artistas están creando productos únicos y de alta calidad que no se pueden encontrar en las tiendas convencionales. Todo con el propósito de volver a valorar más lo artesanal y ese esfuerzo por apreciar aquello que es hecho a mano y que puede tomar un poco más de tiempo.
Además, muchas personas están buscando formas de desconectar de la tecnología y encontrar una conexión con la naturaleza. La carpintería y la artesanía ofrecen una oportunidad para hacer algo tangible y significativo con las manos.
Así que, en su opinión, la carpintería y la artesanía están en un resurgimiento de la era digital e industrial, pues personas como Gloria y su esposo quieren demostrar a los jóvenes de que es posible utilizar el arte como vía de distracción y aprendizaje para su propio beneficio.
¿Qué son entonces?
En este sentido, la carpintería es una actividad que ha sido valorada por las sociedades a lo largo del tiempo y ha jugado un papel importante en la construcción de viviendas, muebles y otros objetos necesarios para la vida cotidiana. La transmisión de conocimientos de carpintería de una generación a otra ha permitido que se mantenga la tradición y buena calidad en estos productos.
En la actualidad, muchos talleres de carpintería son negocios familiares que han sido fundados y dirigidos por varias generaciones. Los hijos aprenden el oficio de sus padres, que a su vez lo aprendieron de los suyos, y así se transmite de manera continua este legado.
En cuanto a que si se trata de producción artesanal o industrial, se interpreta, luego de conversar con algunos carpinteros, que uno es el complemento del otro. En la mayoría de los talleres de El Retiro se requiere de ambas funciones para una buena elaboración del producto según sus tradiciones.