HONOR
La única forma de proteger el honor de un Samurái, es a través de la integridad.
Retrato de un valiente
Los golpes siempre de frente
Con agilidad conecto su uppercut en la quijada de su contrincante, no necesitaba más, dio media vuelta mientras el cuerpo seguía por los aires y continuó con el tumbao que tienen los guapos al caminar.
La vida lo retaba cada tanto pero su honor lo mantenía preparado para enfrentar el siguiente escalón de la pirámide. Jaime no mediaba con insultos, él miraba a la persona que lo ofendía y hacía valer su palabra.
Cómo un héroe de acción se enfrentaba a sus oponentes con las armas que mejor sabía desenfundar sus “puños” y sin más era capaz de acabar con navaja, machetes o calibres 45 que fueran una amenaza para acabar con él.
El secreto estaba en su estilo y en el rigor con el que conectaba sus golpes, las manos no eran normales, estaban cargadas de años y años de trabajo que se disparaban con tal fuerza que los cuerpos se levantaban por encima de los mortales que los presenciaban.
Es la virtud más importante de todas. El auténtico samurái sólo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que toma y cómo las lleva a cabo son un reflejo de quién es en realidad. En caso de quedar mancillado, la única forma de restaurarlo es mediante el suicidio ritual.