RESPETO
La crueldad y la necesidad de demostrar su poder no están entre las prioridades de un Samurái. Incluso sus enemigos merecen respeto.
Retrato de un valiente
Los guantes prestados
El joven audaz esperaba cada semana para poder enfrentarse con un nuevo rival, lo hacía sin miedo pero siempre con respeto. Ese parque lo vio todo desde heridas hasta guerras.
No esperaba el final, disfrutaba mientras luchaba, miraba a sus compañeros crecer con él, era algo adictivo y muchos recintos vibraron por lo mismo. Su momento llegaba y sus nudillos ansiosos esperaban.
La noche fortuita llegó y el que comenzó como un pequeño se creció mientras subía las escaleras y desde afuera la multitud se enloquecía por su presencia, la vida profesional había llegado y era el momento de disfrutarlo para que todo su esfuerzo no fuera en vano.
Los samurái no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Ellos reciben respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái es evidente.
Este es el retrato de Dennis Leandro, un boxeador innato.