¿Sabías que las tortugas hembras son más pequeñas que los machos? ¿O que doblan su cabeza en lugar de esconderla en el caparazón? Hoy te cuento sobre este increíble reptil y la importancia que tiene para el ecosistema del corregimiento de Estación Cocorná.
Si miras con cuidado en el fondo del río, tal vez tengas la suerte de encontrarte con la podocnemis lewyana, la única tortuga que es propia de Colombia. A estas vecinas de Estación Cocorná se les endurece el caparazón cuando aún son muy pequeñas, lo cual, según le entendí a Doña Chava, es un signo de que pueden ser liberadas, pues la zona blanca de su estómago, llamada ombligo, se cierra y eso evita que depredadores como las hormigas arrieras puedan hacerles daño.
Y es que las tortuguitas no la tienen nada facil. En el río hay peligros como babillas, zorros, aves rapaces y hasta ganado, pues muchas de las playas de desove se encuentran dentro de fincas ganaderas. ¡Pero no te preocupes! Recuerda que hay lugares como el Centro de conservación de la tortuga de río que se encargan de recolectar, cuidar y luego liberarlas para que puedan seguir cumpliendo su importante labor en el ecosistema.
Controladora biológica
Alimentándose de plantas como el buche de agua o el bare, o comiendo larvas, gusanos y sanguijuelas, la tortuga le permite al río funcionar de manera adecuada.
Desafortunadamente, y aunque tiene esta importante labor, algunos pescadores del río Magdalena siguen cazándola para comercializar o consumir su carne y sus huevos. Esto, sumado a la deforestación o la sequedad de las zonas húmedas son algunas de las razones por las que hoy la tortuga de río está en peligro. ¡Así que no te lleves ninguna cuando visites Estación Cocorná!